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martes, 13 de agosto de 2013

Todos somos uno, inclusive los que no te gustan.

No quiero extenderme demasiado en esta nota. Es la una de la mañana del miércoles 14 de agosto, y me siento completamente agotado, ya que anoche no pude dormir bien. Sin embargo, hoy sucedió algo de lo que debo escribir, especialmente ahora que he encontrado un artículo que sustenta lo que quiero contarles.





Este anuncio, colocado cerca de una mezquita en la ciudad de Spring Beach, en Texas, manifiesta que los musulmanes no pueden aparcar sus vehículos en un centro comercial determinado, ya que podrán ser remolcados por las grúas.
Y yo me pregunto, ¿por qué razón todavía discriminamos a aquellos que tienen una ideología religiosa distinta?
Pero lamentablemente la discriminación no solamente se queda en el campo religioso, sino que además, en pleno siglo 21, sigue existiendo la segregación racial y étnica, y no sólo en países subdesarrollados.
Esta mañana fui con mi madre a visitar un médico ya que tiene un fuerte dolor en su pie derecho. El galeno que nos atendió era un hombre turco de aproximadamente 40 años de edad. Al hablar con él nos dijo que se había graduado en una universidad de Boston, y que llevaba viviendo en EE.UU desde los 5 años. O sea, que a pesar de provenir de otro país, aquel hombre era un estadounidense más. Tras chequear a mi vieja, el médico nos dijo que deberíamos visitar a un ortopedista, y a continuación escribo sus palabras textuales:
-Aquí en el área hay dos ortopedistas muy buenos. Uno es negro, pero tiene gran experiencia. El otro es un americano-, indicó aquel hombre.
Mi madre y yo nos miramos incrédulos por sus palabras.
-¿Y por qué aclaras que es negro?-, inquirió ella.
El médico sonrió nervioso, y luego dijo: -Es que me gusta ser claro con mis pacientes-, excusa esta que entendimos aún menos.
Sin mencionar nada más nos dimos cuenta que aquel hombre estaba inundado del mal de la ignorancia, quizás por la forma en que fue adoctrinado, o tal vez por sus creencias erróneas sobre la dignidad humana.
A veces tener un título o varios, no implica que seas un ser educado. Los conocimientos que puedas obtener a lo largo de tu trayectoria profesional, no te hacen una mejor persona.
Es triste que todavía hoy, donde muchos pensamos que vivimos en el futuro, se siga juzgando a otros por su color de piel, por sus creencias religiosas y por sus gustos sexuales.
Pienso que todos los seres humanos somos al final uno solo. Negros, blancos, amarillos, rojos, cafecitos, (verdes no he visto aún); homosexuales, bisexuales o heterosexuales; creyentes o incrédulos; inclusive ignorantes y discriminatorios o no, todos somos uno, y entenderlo es la razón principal de esta vida.
Muchos hablan de Dios constantemente, pero no se dan cuenta que ese Dios del que hablan está inmerso en cada uno de nosotros. Todos tenemos a Dios adentro.  No hay Dios negro o blanco, Dios feo o bonito, Dios flaco o gordo, Dios gay o Dios mujeriego, Dios bruto o Dios inteligente. Todos somos Dios de la manera en que somos. Inclusive aquellos que no creen en nada, también tienen a Dios adentro.
La discriminación en general, sea por lo que sea, es un estado de ignorancia que todos debemos combatir.
Al final, cuando dejemos de respirar, los blancos y los negros se meten en el mismo cajón de madera, y lo que realmente hará la diferencia es qué tanto hicimos para mejorar este cuento.
Un abrazo para todos, porque todos somos uno.

1 comentario:

  1. Hola buenas noches; recien termino de leer todo lo que has escrito desde que iniciastes este espacio. No tengo idea de cómo llegué hasta él; pero agradezco haberlo encontrado.
    Rara vez encontramos personas (especialmente hombres) con la sensibilidad que plasmas en cada uno de tus textos.
    Ojalá estos textos puedan multiplicarse para despertar en más almas lo verdaderamente importante, que no es otra que el ser humano.
    A muchos nos preocupa (pero a pocos nos ocupa) la carencia de valores, principios y humanidad que a diario se multiplica por todo el mundo como una temida epidemia; supongo que ese es el nefasto precio que hemos tenido que pagar por la "globalización". Gracias por compartir tus palabras y nos seguimos leyendo.

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