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domingo, 11 de agosto de 2013

El vivo y el bobo. ¿Quién es quién?

 
Entre las muchas fotos e imágenes que se encuentran en Facebook, una me llamó mucho la atención, y por eso he decidido compartirla con ustedes.

 
 


Siempre he manifestado que los problemas del mundo se pueden eliminar con educación, y no hablo de conocimientos universitarios, sino de valores y principios. Lastimosamente el mundo que habitamos tiene más personas intelectuales que con principios firmes.
En muchos países latinoamericanos, incluyendo el mío (Colombia), presumimos de nuestra viveza exagerada, de nuestra mentalidad para salirle adelante a los que tachamos de ‘bobos’, nos jactamos de nuestra ligereza para pensar y lograr objetivos de manera rápida, inclusive saltándonos muchas de las reglas estipuladas.
Antes de que salga una ley, ya sabemos cómo haremos para incumplirla y que no nos pillen. Sabemos cómo se hace para evadir una multa de tráfico (la famosa mordida); presumimos de nuestra inteligencia para hacer negocios, a la que le llamamos orgullosamente ‘malicia indígena, o viveza criolla”, y con la que quebrantamos las normas morales y legales de nuestro entorno.
Hemos pensado que el ingenio se define como la manera de lograr beneficios propios en detrimento de los ajenos.
-Ah, es que yo soy muy vivo, traje esto o aquello de la tienda de la esquina y no me cobraron-, o -La mujer que vende las arepas en la calle es muy tonta, me devolvió de más y no se dio cuenta-, o –pagué con un billete falso, es que yo soy muy ágil-.
Tristemente hemos crecido en sociedades donde tachamos de bobos a quienes se comportan de acuerdo a unos lineamientos morales,  a quienes no se dejan corromper por billetes, a los que actúan como miembros de sociedades avanzadas.
Hace unos años cuando visité a Alemania por primera vez, una amiga me recogió en el aeropuerto y me llevó a recorrer su ciudad. Mi maleta estaba en el puesto trasero de su auto, y al bajarnos a cenar en un restaurante, le pedí que si la podíamos guardar en el maletero del auto, ya que alguien podría verla y quebrar una ventana para robársela. Mi amiga no pudo evitar reír ante mi nerviosismo, y para demostrarme que estaba equivocado, ni siquiera aseguró su auto, aunque yo se lo rogué en varias oportunidades.
La verdad es que esa noche a duras penas pude comer, y no disfruté para nada de mi cena, pues estaba pensando en que me robarían la maleta.
En Eslovaquia, entré a una tienda de frutas donde no estaba atendiendo nadie. La gente llegaba, tomaba sus manzanas y naranjas, y dejaban el dinero en una canasta que estaba en el mostrador de la entrada.
Estuve cerca de una hora dentro de aquella tienda, y nadie en ese lapso de tiempo, se llevó una sola uva sin pagarla.
-Ay Dios, cómo se nota que el dueño no es un latino-, pensaba yo, sabiendo que hemos sido criados con desconfianza, con la creencia que todos nos quieren robar, que todos nos darán en la cabeza si nos descuidamos, pero claro, recordemos que el ladrón juzga por su condición, y lamentablemente esa es la condición en nuestros pueblos, y por esa mentalidad de viveza, de ligereza para los negocios, de obtener el éxito a costa de lo que sea, de romper las reglas, de sobornar y dejarnos sobornar, de mirar como un tema normal el de la corrupción, es que estamos como estamos.
No quiero herir susceptibilidades, ni generalizar, porque en cada uno de nuestros países latinos también hay muchas personas honestas, rectas, buenas, justas; pero no podemos tapar el sol con un dedo y negar nuestra realidad.
Los colegios, las universidades, los institutos, nos dan conocimientos, pero no nos educan. Si queremos cambiar las sociedades del futuro comencemos por dejar de tomar ventajas, por dejar la trampa a un lado, por enfrentar con honestidad la vida, por difícil que sea.
Si nos devuelven de más en la tienda, tengamos las agallas morales de corregir el error y no llevarnos lo que no es nuestro. Si cometemos una falta, demos la cara con valentía y asumámosla, sin justificaciones ni excusas.
Eduquemos desde casa al futuro del mundo. El cambio está en vos y en mí. Un abrazo sincero para todos.
Sígueme en twitter @HectorManuelCNN

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo... Siempre escuche decir que a papaya dada papaya partida!!! (papaya quiere decir una fruta , una oportunidad para tomar ventaja) y que es mas bobo quien no aprovecha ese papayazo... pero la realidad es que por pensar asi nuestra sociedad se ha quedado estancada en la desconfianza y la desonestidad... Me gusto mucho tu articulo

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  2. Está es la triste realidad héctor...lo vez en los trabajos, en la calle, en todas partes....no importa llevarse a todos x delante....la ley del más vivo....siempre me he preguntado, aún siendo tan falta de valores, como la vida les sonríe...no entiendo....pero creo que sí cada quien mantiene su identidad y trasmite sus valores , algún dia seremos mejores...abrazos

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