Translate

jueves, 31 de diciembre de 2015

Contrabando en año viejo

Entro a un supermercado hoy 31 de diciembre. Mi labor es sencilla: Comprar una botellita de champaña, unas salchichas y galletas. Camino hacia la sección del licor y veo a decenas de personas enloquecidas alrededor de cientos de paquetes de uvas. Todos quieren un racimo, y veo como incluso dos mujeres compiten por una bolsita con las redondas moradas que serán embutidas a las 12 de la noche, en espera de que cumplan deseos.

Pienso entonces que somos muy pendejos todos los que creemos en esas cosas, y no intento ni siquiera acercarme a las uvas, porque he decidido que los deseos del año me los forjo yo mismo con trabajo (Iluso soy a veces).

Luego tomo mis tres artículos y me dispongo a hacer la enorme fila para pagar. Parece que todos dejamos para último minuto nuestras compras de año viejo. (Imagino que hay mucho colombiano en mi sector).

Cuando ya estoy cerca de la caja registradora, mi celular timbra. Es una llamada de mi casa:

-No te vayas a venir sin comprar uvas por favor-, me ordenan con firmeza, y antes de que comience a responder, me cuelgan la llamada con una advertencia que no suena nada agradable.

Maldigo la llamada, las uvas y la fila que perderé después de permanecer en ella casi 15 minutos. Me dispongo entonces a caminar hacia el pabellón de las uvas, pero al llegar allí, observo con terror que ya no quedan paquetes ni de moradas ni de verdes.

-Mierda-, expreso en voz alta, y un empleado me escucha y me pregunta qué necesito. Le digo que si llego a casa sin uvas posiblemente me quemen como un año viejo (muñecos de tela rellenos de pólvora que algunos culturas suelen prender a media noche).

El empleado se apiada de mi cara de perro regañado, y me dice que lo siga hasta la trastienda. Mientras caminamos hacia el final de un pasillo, me hace gestos sospechosos que no comprendo. Me siento como si fuera a robar el supermercado, o hiciera una transacción ilegal. 

Me doy cuenta que aquel joven está nervioso, y no sé el por qué. Verifico que aquel chico tenga puesto el uniforme del negocio, y entro con él por una puerta que jamás había visto y que se posa al final de un pasillo, cerca a los baños públicos.

Es allí, donde el sujeto me invita a entrar a un cuarto medio oscuro lleno de cajas, y en donde mi compinche guarda secretos, bananas, papas y uvas.(entre otras cosas que ignoro).

El empleado mira a los lados para verificar que nadie se acerca. Mi corazón comienza a latir velozmente, tal como si estuviera a punto de robarme un litro de leche, o una peineta.

-Ok. ¿Cuántas uvas quieres?-, me pregunta con voz de villano.

-Unas 36-, le contesto cagado del susto, pensando que en algún momento entrará un policía encubierto y amaneceré en la cárcel durante el primer día del año.

Con rapidez, mete en una bolsa negra de plástico algunas uvas (creo que 36), y me dice una vez más con voz grave:

-Son 20 dólares-

-¿20 dólares?-, no me creas tan pendejo-, le digo, pero ante su mirada de descontento y de maldad, presumo que si no las compro, quizás me asesine golpeándome la cabeza con un talego de zanahorias, o peor aún, me eche en los ojos el jabón que se ha robado, y quede ciego de por vida.

-¿Las quieres o no?-, indica, mientras un segundo hombre, nos vigila desde la puerta, cuidando que nadie llegue a interrumpir el contrabando que llevamos a cabo.
Sin palabras, saco de mi bolsillo un billete arrugado de 20 dólares, y se lo entrego. 

Luego lo miro con seriedad y le hago dos preguntas:

-¿Son de buena calidad? ¿Están completas?-

-Te eché un par de más. Feliz año nuevo-, responde, y con su mano me señala la salida.

Llego entonces a casa media hora luego, con mis uvas de contrabando, pero sin la champaña, las salchichas y las galletas. (La verdad estaba tan asustado que opté por no comprarlas en el mismo sitio).

Al abrir la puerta de mi casa, encuentro a mi hermana, mi cuñado y mi sobrinito que me saludan con alegría.

-Feliz año tío-, me dice Julián, y luego suelta la frase que mata mi año viejo:


-Te trajimos uvas-.

No hay comentarios:

Publicar un comentario