Comencé a
trabajar en una nueva aplicación para teléfonos móviles que llevo planeando
hace un par de meses. La creatividad no me falta, es más, hay días donde
aprovecho su desborde para finiquitar mis ideas inconclusas, pero mi carencia
en conocimientos tecnológicos dificulta un poco la realización constante de mis
proyectos.
Acudí entonces a
una amiga experta, y le comenté mi plan, recibiendo de ella muy buenos
comentarios.
-Es fabulosa esa
aplicación-, me dijo contenta, y me sugirió que estudiara varias ya existentes
con aristas similares, para hacerme una idea más amplia al momento de lanzarla.
Mi gurú
tecnológica me dijo que entrara a una llamada ‘Tinder’, en la que personas
cercanas a tu lugar geográfico buscan compañía, desde matrimonio, pasando por
noviazgo, hasta una noche de copas una noche loca.
Bajé entonces
gratuitamente la aplicación, y por medio de mi cuenta de Facebook pude acceder
a ella. Inmediatamente después de organizar mi perfil con unas cuantas fotos,
comenzaron a aparecer en mi pantalla del celular las fotografías de cientos de
personas que viven cerca de mí, con sus requerimientos
específicos para conseguir lo que buscan.
Una vez miras la
foto y lees (si quieres) su perfil, tienes dos opciones:
1.
Darle
un ‘me gusta’, moviendo la fotografía hacia la derecha
2.
Darle
un ‘No’, girando la misma al lado de los zurdos.
Fotos de hombres
y mujeres en sus mejores poses inundaron mi pantalla. Debajo de cada perfil,
aparece la edad de la víctima, las millas de distancia de las que está de vos, y
después una definición corta de sus expectativas:
-Que ame los
perros-
-Que no tenga
perros-
-Busco hombre
para relación seria. No interesada en
aquellos que pretendan sexo-, rezaba otra, haciéndome pensar que no encontrará
un solo hombre sobre la faz de la tierra que no esté interesado en sexo.
-No busco noche
pasional. Realmente quiero un compañero en mis aventuras, bla bla bla-
-Si no me haces
reír, no me interesas-
-Separada con 3
hijos, buscando al hombre de mi vida-
Por su parte,
los hombres del mismo sitio se caracterizan porque no especifican lo que
buscan, ya que todos buscan lo mismo: “Sexo”.
Claro,
si hay química después, pues imagino que podría surgir una cena y una nueva
noche entre sábanas.
La verdad es que
entre las páginas del ‘Tinder’ encontré gente muy atractiva, con perfiles
interesantes, incluso tan cerca de mí, que no dudo que cualquiera de ellos viva
en mi edificio.
Después de estar
metido en aquella aplicación por varios minutos, no pude dejar de pensar que
vivimos en un ambiente donde la soledad impera, donde a pesar de vivir rodeados
de tantas personas, al finalizar la tarde estamos solos (sin generalizar), y
tenemos que recurrir a sitios como este, o los famosos match.com, cristianos.com, agricultores.com,
solterosconalergiasdecomida.com, judíos.com, y otros con nombres patéticos, cuya finalidad es
encontrar compañía, sea para tomar un café, buscar un orgasmo rápido, o soñar
con el futuro.
No critico en
absoluto esta manera de conocer personas, es más, desde un principio les dije
que estoy trabajando en una aplicación similar, aunque en la mía la finalizad
es diferente. (Ya lo verán si algún día llega a salir).
Creo que estas citas
con desconocidos, que ya no son a ciegas porque con las redes sociales podemos
vernos en diferentes poses (con ropa y casi sin ella), resultan muy eróticas,
ya que generan la adrenalina de lo incierto, del riesgo, de cumplir nuestras
expectativas, aunque solo sea a medias.
Por ahora, sigo
explorando nuevas aplicaciones que me ayuden a perfeccionar la mía, y de paso,
intentaré conocer gente nueva en mi propio edificio.
There is a person interested in you. She lives in your building.
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