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jueves, 8 de mayo de 2014

La señora "I don't know"

Hace unos días me senté con mi madre a observar sus álbumes de fotos, y desempolvar muchos recuerdos que vienen con ellas. Pasamos toda una tarde viendo aquellas imágenes grabadas en papeles, y que ella guarda como uno de sus tesoros preciados. Reímos con algunas, ella lloró viendo otras, y entre suspiros, anhelos y sorpresas, volvimos a evocar tiempos lejanos.

Entre una de tantas fotografías, apareció la imagen de una señora (amiga de mis padres) y que yo no veía desde hace más de 20 años. Al verla un recuerdo agradable llegó a mi mente, y mi primera reacción fue preguntar a mi vieja:

-¿Esa no es la señora ‘I don’t know’?

Mi madre entonces soltó una carcajada, contestando así mi pregunta, y volvimos a recordar una anécdota de la cual aún reímos, y que ahora quiero escribir.

Resulta que aquella mujer viajó de Colombia a Estados Unidos a visitar a sus hijos y nietos, y se quedó allí casi seis meses. Imagino que durante su estadía vacacional, la señora (de la que no recordamos su nombre), escuchaba muchas frases en inglés, y hubo una que le llamó poderosamente la atención.

Un día, aquella mujer preguntó a uno de sus hijos:

-Oye hijo ¿qué significa ‘I don’t know’?

-No sé-, contestó aquel.

La mujer entonces pensó para sí, cómo era posible que su hijo, viviendo tantos años en aquel país no supiese todavía muchas frases en inglés, pero sin darle mayor importancia prosiguió su camino.

Días después, aquella curiosa dama, se acercó a uno de sus nietos, un adolescente que hablaba más inglés que español, y del que estaba segura le resolvería su duda.

-Papito venga pa’acá-, mencionó la confundida abuela.

-¿Qué quiere decir ‘I don’t know’?

-No sé abuelita-, respondió el muchacho, y sin decir nada más, salió rápidamente a jugar con qué se yo.

El hecho es que la señora quedó supremamente frustrada pensando, cómo su familia no sabía el significado de la frase que ella escuchaba con frecuencia.

No contenta con la negativa de sus allegados, la anciana colombiana siguió preguntando a sus conocidos sobre la frase que ya no la dejaba dormir, pero para su sorpresa la única respuesta que escuchaba era: ‘Yo no sé’.

-¿Cómo diablos nadie sabe lo que significa ‘I don’t know’?-, se preguntaba ella insatisfecha; hasta que sin aguantar más, hizo una pataleta en un almuerzo de domingo familiar, y parándose de la mesa, indicó su molestia porque ninguno de los presentes le daba una contestación válida sobre su duda apoteósica.

Imagino entonces que todos rieron, y le explicaron que realmente ‘I don’t know’ era ‘yo no sé’, y que quizás esa noche podría dormir en paz y tranquilidad.

Recuerdo que al llegar de vuelta a Colombia, aquella señora contó a todos la historia del ‘yo no sé’, ocasionando risas entre los presentes, y además que la comenzáramos a recordar como la señora ‘I don’t know’. (Que en paz descanse si ya murió).

-Mami: ¿esa señora se murió?-, pregunté.

-I don’t know-.

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